La desigualdad de ingresos en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de los países ricos, se encuentra en su nivel más alto en el último medio siglo. Sin embargo, los dos países más pobres del club, México y Chile (los únicos latinoamericanos), junto a Turquía, fueron los únicos que han disminuido la desigualdad en los últimos años. Por lo tanto, si bien la brecha sigue siendo muy ancha, según datos del propio organismo, en los últimos años la desigualdad de los ingresos entre países se está reduciendo.
Si bien durante la década de 1990 y hasta la crisis económica del 2008, la renta de los hogares en los países de la OCDE creció un promedio de 1,7% al año, la desigualdad también aumentó. Esto se debe, de acuerdo con un consenso ya establecido, a que el crecimiento económico no es suficiente para reducir las brechas si no es inclusivo. Mientras que hace 25 años el ingreso promedio del 10% más rico de la población de los países desarrollados era aproximadamente 7 veces mayor que el del 10% más pobre, en la actualidad la brecha es 9 veces más alta.
Hacia finales de los años ochenta, el aumento de la desigualdad comenzó a generalizarse, y hacia la década del 2000 se extendió a países tradicionalmente de poca desigualdad»
A lo largo del tiempo, la desigualdad de ingresos en los países desarrollados ha seguido diferentes patrones, explicó el informe Una visión general de los ingresos crecientes desigualdades en los países de la OCDE: hallazgos principales, de la OCDE. A finales de 1970 y principios de 1980 la desigualdad comenzó a aumentar en países como Estados Unidos, el Reino Unido o Israel. Pero hacia finales de los ochenta, el incremento de la desigualdad comenzó a generalizarse, y hacia la década del 2000 se extendió a países tradicionalmente de poca desigualdad como Alemania, Dinamarca y Suecia, donde “creció más que en cualquier otro lugar en la década de 2000”. La principal causa de este fenómeno para parte de la Academia es la globalización, debido a que la integración comercial está asociada con altos salarios de trabajadores especializados, y el rezago de la mano de obra menos cualificada.
Mientras que en los países más desarrollados de la OCDE la desigualdad se ha incrementado en las últimas décadas, en los países menos desarrollados del club como Chile, México o Turquía, esta se redujo considerablemente desde niveles muy altos. En el caso de las potencias emergentes, en China y en la India el sostenido crecimiento económico ha ayudado a sacar a millones de personas de la pobreza, pero estos beneficios no se han distribuido uniformemente y la desigualdad de ingresos ha aumentado aún más. Del grupo de economías dinámicas emergentes, solo Brasil logró reducir en gran medida la desigualdad, según datos de la OCDE.
A pesar de la heterogeneidad, “en los años dos mil la desigualdad monetaria se redujo en casi todas las economías del mundo en desarrollo” a un ritmo moderado, afirmó Leonardo Gasparini en el informe Desigualdad en países en desarrollo: ¿ajustando las expectativas?, del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas). Y durante la primera mitad de la década actual, aunque a una tasa sensiblemente menor, la desigualdad promedio siguió disminuyendo. Este fenómeno contrasta con el rápido incremento de la desigualdad que se vivió entre fines de los ochenta y principios de los dos mil, durante los años dorados del neoliberalismo.
La considerable disminución de la desigualdad de los países en vías de desarrollo está vinculada, en parte, al boom de las materias primas. Por lo tanto, un factor determinante de la desaceleración de la disminución de la desigualdad fue la desaceleración de la economía mundial luego de la crisis económica que empezó una década atrás. El enfriamiento económico implicó la baja de los términos de intercambio, lo cual había permitido mantener altos niveles de empleo, políticas laborales y reformas fiscales que financiaron ambiciosos programas sociales en muchos países exportadores de materias primas. En este marco, América Latina fue la región del mundo que más disminuyó la desigualdad desde el año 2002, con una reducción de su coeficiente de Gini cercana al 10%.
Esta reducción, sin embargo, no ha sido suficiente, ya que América Latina sigue siendo la región más desigual, por detrás de África subsahariana. Y con un Gini promedio de 0,41, se encuentra aún lejos de los países de la OCDE, cuyo índice se encuentra en torno al 0,3. Mientras en los países de la OCDE el ingreso promedio del 10% más rico es 9 veces mayor que el de los más pobres, en México y Chile, la diferencia es 25 veces mayor. Además, el índice promedio de desigualdad de los países en desarrollo aún se halla por encima del valor de principios de los ochenta, lo que evidencia las dificultades para su reducción. Sin embargo, más allá de las persistentes brechas entre países desarrollados y en vías de desarrollo, algunos estudios podrían sugerir cierta tendencia hacia una democratización de la desigualdad.
Autor
Periodista, Máster en Periodismo de la Universidad de Barcelona y en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Complutense de Madrid.