Coautora Johanna Cilano
En las últimas semanas, a raíz del conflicto entre Rusia y Occidente desatado a partir de la invasión a Ucrania, el alcance de los medios rusos como fuente de desinformación de la población latinoamericana ha tenido nuevos hitos y elementos probatorios. La presencia de estos medios masivos de comunicación y desinformación permite al Kremlin cuestionar el modelo democrático vigente en la mayor parte de América Latina y defender la postura oficial del gobierno ruso en varios temas, incluido el de la invasión de Ucrania.
América Latina en la mira
Países como México, Argentina y Colombia forman parte de los objetivos estratégicos mediático-políticos de Rusia de acuerdo a un estudio de Ipsos encargado por RT. Es significativo, de acuerdo con los hallazgos del DFR Lab, que un 50 % del tráfico en el sitio web de RT en Español se haya registrado en los países mencionados. Este comportamiento refleja la influencia que tienen los medios rusos en un mercado donde compiten con CNN, Voz de América y BBC, entre otros medios internacionales.
También es importante considerar el impacto que tienen en las distintas redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram y Youtube, así como en sus canales de Telegram y WhatsApp y sus páginas web.
En pleno desarrollo
La penetración por medios como RT o Sputnik del espacio informativo latinoamericano ha derivado en un despliegue del sharp power ruso, cuya narrativa tiene sinergia con las de gobiernos aliados (Cuba, Nicaragua, Venezuela) y aquellas voces y redes intelectuales (como las que existen en CLACSO) que se conciben como la «alternativa multipolar frente al unipolarismo de Occidente», cuyas dinámicas están orientadas en realidad por la consolidación de una nueva hegemonía geopolítica opuesta a la democracia liberal.
Rusia y varios países de Latinoamérica han vivido procesos de autocratización paralelos en el siglo XXI. Regímenes iliberales personalistas, como los de Rusia, Venezuela y Nicaragua, han estrechado el diálogo, colaboración y apoyo mutuo. Sus prácticas convergen en la eliminación progresiva de instituciones y actores democráticos (partidos de oposición, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil). Un caso paradigmático es el nexo entre Rusia y Venezuela. Esta se posiciona como puerta de entrada rusa al mercado y espacio regional latinoamericano, no solamente económico sino académico, cultural y mediático. Por su parte, Rusia ofrece un contrapeso diplomático como aliado global contra Estados Unidos, contra otros aliados democráticos y contra las interrogantes y desaprobaciones de la comunidad internacional.
Venezuela, puerta de entrada
Las relaciones ruso-venezolanas no solamente se han diversificado sino que se han profundizado, como hemos visto tras el análisis de las distintas dimensiones donde operan las sinergias iliberales —ideológicas, geopolíticas, de seguridad, mediáticas, etc.—.
Para explicar cómo se proyecta la influencia rusa en Latinoamérica, es posible identificar las sinergias del Kremlin con aliados autocráticos de la región en las posturas (diplomáticas y mediáticas) sobre democracia, derechos humanos y relaciones internacionales. En un análisis reciente de la cobertura y editoriales de varios medios rusos y venezolanos, destacan elementos como soberanía, lealtad y resistencia, interpretados desde un prisma iliberal soberanista, que delega en el Estado —y sus máximos titulares— la encarnación de la nación, por encima de cualquier otra consideración.
Los medios de desinformación rusos son máquinas de difusión de propaganda, que promueven la agenda del Kremlin y buscan alimentar la desconfianza en las instituciones dentro de las sociedades democráticas. Para estos medios, los ratings o la mera penetración en el público no es lo más importante, sino la posibilidad de que sus narrativas se vuelvan referentes y sus contenidos puedan ser transferidos a otras plataformas más confiables. Todo ello representa un campo de lucha adicional que requiere de mayor atención, debido a que es efectivo en su propósito de generar desconfianza en la democracia. Esto representa un verdadero desafío para las fuerzas democráticas de la región, justamente cuando la democracia liberal se encuentra atravesando su peor momento.
Avance sin oposición
El avance de la comunicación estratégica de Rusia en América Latina ha tenido relativamente poca oposición. Uno de los factores detrás del éxito de estos medios en América Latina es la falta de comprensión del público acerca de la naturaleza del interés de Moscú en el espacio informacional regional. Muchos latinoamericanos perciben la presencia de medios como RT o Sputnik como una simple expresión del pluralismo informativo.En el contexto latinoamericano hay pocos debates públicos sobre el rol de los medios rusos, aunque tal vez la guerra en Ucrania modifique algo tal situación. Rusia intentará sostener su comunicación estratégica en el vecindario como una herramienta eficaz —por su alto e inmediato impacto y relativamente bajos costos— de su política exterior, encontrando sintonía con los públicos y discursos iliberales de las sociedades, élites y campo intelectual latinoamericanos.
*Texto publicado originalmente en Diálogo Político
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Autor
Profesora adjunta de Ciencia Política en Valencia College (Orlando, Florida). Doctora en Ciencias Sociales por la Univ. de Carabobo (Venezuela). Chair de la Sección de Estudios Venezolanos de Latin American Studies Association (LASA).