Coautor Sergio Cesarin
El Triángulo del Litio está compuesto por Argentina, Bolivia y Chile, esta región alberga las mayores reservas de litio a nivel mundial. Este mineral es clave para la transición en el sector energético y por esta razón las potencias tecnológicas se encuentran en una franca competencia por firmar contratos de inversión para explotar esta materia prima fundamental en la economía del futuro por sus múltiples aplicaciones en las industrias electrónica y automotriz.
En este contexto, China lleva más de una década explorando oportunidades para extraer este mineral y por ello ha firmado acuerdos con los tres países que integran el citado triángulo suramericano. Ante la presión competitiva china, potencias tecnológicas como Estados Unidos y Alemania ponen de manifiesto su preocupación y quieren recuperar terreno mediante la obtención de concesiones de exploración y explotación invirtiendo en proyectos sostenibles que modifiquen las preferencias de actores gubernamentales por empresas – estatales y/o privadas – chinas sobre el ansiado “oro blanco”.
Las inversiones chinas en cadenas de valor de minerales esenciales en regiones como América Latina, son preponderante, sobre todo en la producción de energía limpia (paneles solares), el desarrollo de tecnologías aplicadas a nuevos procesos productivos en micro y nano electrónica, telefonía celular (baterías de teléfonos móviles) y sostener su competitividad en el contexto de una revolución en marcha en el sector automotriz (vehículos eléctricos). Por ello, las proyecciones indican que la demanda global de litio se multiplicará por 40 durante las próximas dos por lo que contar con reservas y explotarlas puede significar ganancias millonarias. Entre los años 2017 a 2023 el precio del litio aumentó de 10.000 a 70.000 dólares por tonelada.
En la actualidad, Argentina (21,5%), Bolivia (23,7%) y Chile (11,1%) concentran el 60% de las reservas mundiales conocidas, por lo tanto, el triángulo del litio tiene un alto valor geoestratégico. Si bien es posible hallarlo en otras regiones y países como Australia e incluso China, las reservas son de menor cuantía y calidad. No obstante, al año 2022 y aunque no lidera el ranking de yacimientos, el mayor productor de litio fue Australia (52%), seguido de Chile (25%), China (13%) Argentina (6%) y otros 4%.
En este contexto, surge la “opción china” como importante fuente de inversiones. Argentina y Bolivia concentran gran parte de las reservas triangulares, sin embargo, no cuentan con tecnologías apropiadas para su exploración, extracción y procesamiento industrial, motivo por el cual actores extra regionales como China, Estados Unidos, países de la Unión Europea, e incluso India, tratan de acceder a este recurso estratégico.
¿Qué rol juega China en este juego competitivo?, En primer lugar, aun cuando ocupa el tercer puesto como productor mundial es líder mundial en refinación y el principal comprador de litio, clave para conservar su primacía como productor de autos eléctricos y baterías. En segundo lugar, en su proceso de reconversión tecno-industrial, el “triángulo del litio” forma parte de una planificación estratégica que la impulsa a convertirse en líder mundial en segmentos de altas tecnologías (plan Made in China 2025) y para ello necesita contar con recursos estratégicos, gran parte de ellos ubicables en Cono Sur latinoamericano.
Esta compleja estrategia, requiere la coordinación entre empresas privadas, el gobierno chino, bancos y universidades para el logro de concesiones mineras y contratos de comercialización. Completan este cuadro de mutuo interés por parte de China y los países suramericanos, los esperados aportes en capitales de inversión, tecnologías, créditos y capacitación.
En estos proyectos impulsados por China, un punto importante son las demandas de los gobiernos subnacionales por el cuidado del medio ambiente (eco friendly projects) y el respeto por los intereses de las comunidades locales (pueblos originarios, campesinos, población local en general) ya que los yacimientos se encuentran en zonas donde residen comunidades indígenas y de alta pobreza como el sur de Bolivia, norte de Chile y norte de Argentina.
En este contexto, las inversiones en unidades de explotación pueden impulsar el desarrollo de regiones periféricas y atrasadas mediante subsidiarias inversiones en infraestructura (centrales eléctricas, redes de agua), transporte, puertos, escuelas, e institutos de capacitación para el personal.
Finalmente, cabe destacar que Chile es el segundo proveedor mundial de litio y el 90% de las exportaciones tienen a Asia por destino, siendo China el mercado que absorbe la mayor parte. En Argentina, si bien participan Estados Unidos, Japón y Australia en su explotación y comercialización, firmas chinas son las más activas en la búsqueda de proyectos en diferentes provincias como Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy. Y en Bolivia, depositaria de las más grandes reservas mundiales controladas por el Estado, China firmó recientemente el primer convenio para la explotación del litio en las salinas bolivianas en un contexto de presiones externas e internas.
Ante este panorama surge una pregunta, ¿el triángulo del litio podrá romper con la “maldición de las materas primas” en América Latina? En teoría los actuales gobiernos en Bolivia, Chile y Argentina, tienen la necesidad de contar con empresas estatales (nacional o provincial) responsables de extraer el litio y generar alianzas (joint ventures) con contrapartes estatales y/o privadas de China, Estados Unidos o potencias europeas. Pero también deben garantizar la transferencia de tecnología, capacitación de personal, la comercialización conjunta del recurso, la protección del medio ambiente y, fundamentalmente, la participación local en la generación de valor mediante la producción local de insumos, y productos.
* Este texto fue publicado originalmente en la web de REDCAEM
Sergio Cesarin es Coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India (CEAPI) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) en Buenos Aires. Master of Arts de la Universidad de Pekín.
Autor
Directora de la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (REDCAEM). Doctora en Ciencias Políticas por la Univ. Libre de Berlin, Magíster en Estudios Internacionales y Licenciada en Historia de la Univ. de Chile.