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El Papa de este mundo

Al cabo de doce años de pontificado, Francisco se proyectó, con su palabra y testimonio, como argentino y latinoamericano al frente del país más pequeño e influyente a escala global.

En los doce años que duró su  pontificado, el Papa Francisco, se destacó como figura singular y descollante en un mundo signado por la vacancia de liderazgos a la altura de los desafíos globales que enfrenta el Planeta. Viniendo de un país en el que hace tiempo han entrado en crisis los grandes liderazgos, Francisco se proyectó como el jefe de Estado argentino más carismático e influyente de la historia en el mundo actual.

Esa fue una de sus peculiaridades: un latinoamericano a la cabeza de un estado europeo, el más pequeño del mundo, portador de una influencia y una proyección de alcance global, que supo trascender su dimensión religiosa como jefe de la Iglesia Católica.

Este Papa argentino que no volvió a pisar el suelo de su país natal, atravesó fronteras con su palabra y su testimonio, como impulsor del diálogo ecuménico e inter-religioso, peregrino de la paz en un mundo en guerra; promotor de las ideas de justicia social y protección del medio ambiente frente a las desigualdades extremas y el deterioro ambiental que impacta en todas las geografías y sociedades. Un jesuita que habló de la idea de bien común para un mundo en cambio constante, y el “cuidado de la Casa Común”, como titula su encíclica Laudato Si, situando los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad en las encrucijadas del siglo XXI.

Andrea Riccardi, historiador y uno de los más destacados intelectuales del campo católico en Italia, fundador de la Comunidad de San Egidio, explicaba en nota del Corrierre della Sera, que “el primer pontificado en el mundo global, ajeno a la articulación posconciliar entre progresistas y conservadores, nació como respuesta a la desorientación”. Bergoglio compartió la idea de que la Iglesia de Roma tenía que cambiar, común a cardenales de diferentes procedencias y posiciones.

Pero además, entendió que algo en el fondo había cambiado entre los católicos, que el “nosotros” se había resquebrajado y había que relanzar una orientación común. Fue el reto de “salir” que propuso a los pocos meses de su elección con la encíclica Evangelii gaudium, escribe Riccardi. La elocuente frase de Francisco, recién elegido, signó su pontificado: “Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo (al nuevo Papa) casi al fin del mundo”. El “guía” se buscaba fuera de los mundos habituales.

Francisco le imprimió una renovación a la Iglesia, conmovió sus cimientos, ventiló sus asuntos. Lejos de su tierra natal, se ha demostrado un Papa más mundano y cercano que sus antecesores. También, como el Papa más pensado y discutido. Es ese también parte de su legado.

*Texto publicado originalmente en Clarín

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Cientista político y periodista. Editor jefe de la sección Opinión de Clarín. Prof. de la Univ. Nac. de Tres de Febrero, la Univ. Argentina de la Empresa (UADE) y FLACSO-Argentina. Autor de "Detrás de Perón" (2013) y "Braden o Perón. La historia oculta" (2011).

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