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El control de los jueces en el mundo

Las autocracias electorales perfeccionan el control judicial mediante organismos disciplinarios que, lejos de garantizar justicia, sofocan la independencia de los jueces.

En todo el mundo el control de los jueces es parte del andamiaje constitucional de las autocracias electorales, es decir, regímenes que combinan el autoritarismo con tintes democráticos. Desde la teoría clásica, el Poder Judicial era un poder nulo que solo cuidaba de la Constitución; sin embargo, las democratizaciones lo han fortalecido y se ha convertido en un contrapeso para las mayorías y en un freno para ejecutivos que pretenden acumular poder.

Los nuevos autoritarismos son conscientes que los jueces pueden frenar sus planes para cambiar la correlación de fuerzas en el sistema político. El control de este poder es variado: desde la elección de jueces por voto bajo el argumento de democratizar la justicia hasta la designación de personajes cercanos al poder, pasando por la destitución de personajes que son incómodos.

Sin embargo, los liderazgos autocráticos se han sofisticado, y con ellos sus métodos. A través del andamiaje institucional se han creado organismos o cuerpos que sancionan, revisan y hasta cesan a juzgadores que pueden convertirse en personajes incómodos para el régimen. Ya sea por medio de tribunales de disciplina judicial, salas de conducta o comités disciplinarios, el objetivo es el mismo: el control de los jueces y, con ello, la limitación de la independencia judicial. Desde América Latina hasta Europa del Este, pasando por Asia, las personas juzgadoras están sometidas por diversos organismos.

El pasado 1 de junio México celebró sus primeras elecciones judiciales. Entre los cargos a elegir está el Tribunal de Disciplina Judicial, que se encargará de vigilar las sentencias y el comportamiento de los jueces. Cabe destacar que este órgano encuentra sus raíces en autocracias electorales como Polonia, Hungría o Rusia, por mencionar algunas en las que la revisión de sentencias, los criterios y el actuar de las y los juristas está marcado por la lealtad al partido en el gobierno y no por la garantía de la independencia judicial.

En Nicaragua existen la Inspectoría Judicial Disciplinaria y la Comisión Disciplinaria, las cuales se encargan de vigilar el comportamiento de los jueces; sin embargo, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desde 2006 se ha encargado de demoler los contrapesos. A finales de 2024 se removieron todos los jueces de la Corte Suprema y en 2025 la Asamblea Nacional desapareció la carrera judicial. Ahora los cargos son ocupados por allegados al régimen, pero estas instituciones sirven para inyectar miedo y sofocar cualquier intento de independencia.

En Europa del Este, los países que pertenecieron al bloque socialista pronto dejaron atrás la democracia liberal y la política fue monopolizada por líderes autoritarios. En Polonia, el entonces presidente, Andrzej Duda, reformó en 2017 el Poder Judicial y creó la Sala de Disciplina Judicial, la cual nació cooptada por miembros del Partido Ley y Justicia. Con ello se eliminó el último contrapeso del país.

En la vecina Hungría, Viktor Orbán impulsó una reforma judicial en 2011 con el objetivo de limpiarlo; removió a todos los jueces en funciones y fundó una Sala de Disciplina Judicial, con la cual se dedicó a perseguir a jueces, impulsó descuentos a sus pagos por resoluciones que contravenían la voluntad del gobierno y con ello sofocó la división de poderes. Desde 2022 la Unión Europea ha presionado para que el Poder Judicial se consolide y vuelva a tener su independencia; sin embargo, Orbán insiste en mantener el control absoluto.

En Turquía, el Consejo de Jueces y Fiscales es el órgano encargado de la designación y remoción de personas juzgadoras; el ejecutivo nombra a seis de trece miembros, y al resto lo nombra el Parlamento, donde Erdogan tiene mayoría. Este consejo se encarga desde 2014 de hacer purgas en el sistema judicial y cesar a los jueces incómodos. El argumento del líder turco es que buscó remover la corrupción que estaba anclada en este poder y con ello hacerlo más eficiente y adaptarlo a la Turquía del siglo XXI.

Cerca de Turquía está la Rusia de Vladimir Putin, el modelo de la autocracia moderna. Como buen autócrata, el Poder Judicial le pertenece. Sin embargo, dentro del Tribunal Supremo de la Federación Rusa está la Sala Disciplinaria, encargada de vigilar el comportamiento de los jueces. Esta sala nació en los albores del siglo XXI, en 2008, cuando Putin comenzaba a enquistarse en el poder. Putin, como nuevo zar ruso, tiene todo el control del país y los jueces, y con esto evita que las sentencias entren en contradicción con su proyecto político.

Putin ha erigido un régimen autoritario, y muestra de ello es que en 2009 el entonces miembro del Tribunal Supremo Vladimir Yaroslavtsev declaró en una entrevista que no había independencia judicial. Durante su encargo como juez votaba de forma opuesta a la mayoría putinista, pero esto se acabaría pronto. En 2010 los otros miembros del Tribunal Supremo lo acusaron de socavar la autoridad de este órgano y lo hicieron renunciar. Con esto la incomodidad se terminaba dentro del Poder Judicial.

Por otro lado, en Asia, países como Singapur cuentan con un Tribunal de Servicios Judiciales, que se encarga de la sanción y remoción de jueces. Cabe destacar que este país cuenta con régimen de partido hegemónico, es decir, desde la independencia solamente un partido ha ejercido el poder. Por consiguiente, los jueces que ocupan cargos altos no tienden a la independencia, sino que responden a los estímulos del poder político.

En Asia Central, países como Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán y Turkmenistán cuentan con Tribunales de Disciplina Judicial, que no son autónomos y sirven para mantener el control de los jueces. El desarrollo de estas naciones ha sido poco estudiado. Lo cierto es que, tras el derrumbe de la Unión Soviética, los autócratas se hicieron con el poder, lo que solo generó que el poder pasara de manos, pero nunca se democratizaron y mucho menos se construyeron contrapesos. 

Hay varios países que cuentan con este tipo de órganos que no necesariamente vigilan el desempeño de las personas juzgadoras para garantizar la independencia y la eficiencia, sino que sirven como una espada que impide la división de poderes. En las líneas anteriores se mencionaron algunos ejemplos de lo que se denominan autocracias electorales, pero también hay países que prefieren ejercer el control directamente desde el ejecutivo, como es el caso de Venezuela, China, Cuba, Corea del Norte y Vietnam, por mencionar algunos.

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Cientista Político. Graduado en la Universidad Nacional Autônoma de México (UNAM). Diplomado en periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién.

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