El gobierno dió un paso más en la promoción de la igualdad racial con la firma de un decreto que garantiza que al menos el 30% de los cargos de confianza del gobierno federal sean ocupados por personas negras.
La esfera de la política no necesariamente se encuentra en correspondencia con los aspectos sociales y la vida cultural de un país. Esta puede llegar a desvincularse, paradójicamente, de aquello que se crea y transforma en la cotidianidad de las personas.
Lo que muchos definen como ‘tercera vía’ no es otra cosa que la única vía política posible que podría poner fin a un ciclo político con ciertos devaneos populistas y personalistas, y que ha diseñado una sociedad polarizada en constante conflicto.
La política brasileña sugiere que la figura de Jair Bolsonaro es el resultado de prácticas políticas e institucionales que han venido instituyéndose desde hace años en el imaginario del ejercicio de la democracia en el país.
Un tipo de daño antropológico ha quedado al descubierto en Brasil en los últimos meses, en la medida que fue avanzando una estrecha relación entre la pandemia y las particularidades de la vida política cotidiana. Podría pensarse que el virus llegó en un mal momento, que el país no terminaba de adaptarse a su presidente.
La decisión estrictamente racional de abstención al voto, de anularlo o de votar en blanco ha sido muy significativa. Ha habido una toma de decisión y una elección concreta entre aquellos que se negaron a participar o elegir entre candidatos escogidos por la coyuntura histórica y electoral del país.
Existen fundamentos claros sobre la actual sintonía histórica entre las figuras políticas de Lula da Silva, Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Tres figuras diferentes, aunque conectadas, y no sin paradojas, por un presente que nos premia con jugosas lecciones.
Pensar a partir de las paradojas puede ayudarnos a interpretar el presente. Y el episodio de la puñalada al candidato a la Presidencia puede ser un buen ejemplo. Bolsonaro no estaba yendo bien en las entrevistas y debates, sin embargo, en las redes sociales, con más de 5 millones de seguidores, su presencia era innegable.
El encarcelamiento de Lula represente el fin de un ciclo político y cultural en Brasil, un proceso histórico iniciado hace más de medio siglo con el golpe de Estado. Horas antes de entregarse a la justicia, el expresidente dio un histórico discurso que pareció deslegitimar el “escenario de conflictos” políticos y culturales de los últimos 40 años.
La noche del 14 de marzo, fue asesinada en una calle céntrica de Río de Janeiro, la concejal Marielle Franco, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) de izquierda. Una ráfaga de balas 9 milímetros proveniente de un vehículo que se había detenido junto al que transportaba a Marielle, daría fin a su vida y a la de su conductor.