Investigador asociado del German Institute for Global and Area Studies - GIGA (Hamburgo, Alemania). Fue Director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y Vicepresidente del GIGA.
Las crecientes ausencias y divisiones en ambos lados del Atlántico ponen en duda si las cumbres UE–CELAC siguen siendo un instrumento útil para la cooperación birregional.
La firma y ratificación del acuerdo por parte de los Estados del Mercosur puede darse por segura, ahora depende de la Unión Europea si aprovecha la oportunidad para posicionarse como antítesis de la política comercial de Trump y reivindicarse como potencia normativa.
En el conflicto entre EEUU y China, los gobiernos latinoamericanos no deberían tomar partido, sino guiarse exclusivamente por sus intereses nacionales y aprovechar la competencia entre las dos superpotencias.
Las políticas exteriores ambivalentes de Brasil y México, y erráticas en el caso de este último, dan la impresión de una falta de principios que no facilitan los procesos de cooperación e integración regional.
La guerra en Ucrania divide la UE y América Latina. Lo que desde una perspectiva latinoamericana parece una cuestión de elección, para Europa es una cuestión de necesidad.
Recientemente, un grupo de expresidentes sudamericanos, exministros e intelectuales, enviaron una carta a los actuales presidentes para reclamar “la reconstrucción de un espacio eficaz de concertación suramericana”.