Investigador Asociado del Centro de Estudios de Estado y Sociedad - CEDES (Buenos Aires). Autor de “Latin America Global Insertion, Energy Transition, and Sustainable Development", Cambridge University Press, 2020.
Nuestras sociedades deben enfrentar el cambio climático en un contexto de fuerte incertidumbre: se desconoce el momento en que irrumpirá un quiebre y rompa el equilibrio del ecosistema en cuestión.
Toda crisis impone desafíos pero abre también ventanas de oportunidad y de cambio que que son aprovechadas por algunos. Otros, sin embargo, se postran ante la desesperanza y el miedo.
A pesar de reconocer el problema climático, el FMI y el Banco Mundial siguen priorizando las necesidades inmediatas, en lugar de considerar los desequilibrios que genera el modelo petrolero en el mediano y largo plazo.
Las crisis cuestionan, implican el devenir de momentos críticos, puntos de quiebre, reflejan un camino plagado de riesgos, pero también de oportunidades. Y, como manejando en una ruta, observamos múltiples señales.
En un contexto signado por múltiples crisis, a menudo interrelacionadas, donde predomina la incertidumbre radical frente a condiciones extraordinarias, la idea de resiliencia adquiere protagonismo y la primacía de la eficiencia induce decisiones erróneas.
Milei persiste en su negacionismo y en encargar al sector petrolero el diseño de la transición lo cual podría dejar al país estancada con inversiones en un sector que afronta fuertes riesgos financieros.
Las iniciativas de algunos bancos centrales de la región contra la emergencia climática se limitan a una mayor divulgación y transparencia de la información sobre emisiones.
Para Petro, la cumbre con Biden fue un espaldarazo a su ambiciosa política de transición energética con la cual Colombia se posiciona como el primer país petrolero en plantear la prohibición a nuevos proyectos de prospección.