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Balance electoral 2024: más desinformación y menos capacidad de combatirla

Aunque desde hace años distintas instituciones académicas, gubernamentales, think tanks y especialistas se han abocado a diseñar medidas para combatir la desinformación, los mecanismos para influir en las elecciones son cada vez más sofisticados.

El año 2024 estuvo marcado por la gran cantidad de contiendas electorales que se celebraron. Más de la mitad de los habitantes del planeta estaban convocados a participar en algún proceso electoral debido a que muchos de los países con mayor población, como Brasil, México, Estados Unidos, Rusia o India celebraron sus comicios. Esto evidenció el deterioro de la integridad informativa en el contexto electoral. La narrativa del fraude no es un fenómeno nuevo, lo que sí resulta novedoso son las herramientas que se usan para tal fin.

Los actores interesados en afectar las elecciones cuentan con un abanico de opciones que ahora son mucho más accesibles, económicas y masivas, de manera que las autoridades se enfrentan con una suerte de hidra de mil cabezas; a medida que se discute legislación para combatir la desinformación, surgen nuevas formas que vuelven el tema inabarcable.

Aunque se ha avanzado notablemente en mecanismos para enfrentar la desinformación, ya sea a nivel de medidas preventivas o de mecanismos judiciales para identificar y castigar a los responsables, estos esfuerzos son aún insuficientes. Y más allá de las penalidades impuestas luego de largos procesos judiciales, lo cierto es que la confianza en las instituciones y los actores que han sido desprestigiados difícilmente se recupera.

Las elecciones de Paraguay de abril de 2024, por ejemplo, estuvieron marcadas por las denuncias de fraude de un sector significativo del electorado, lideradas por Paraguayo Cubas, ( Cruzada Nacional) quien obtuvo el 22% de los votos. A través de las redes sociales, Cubas aseguraba que debido a la implementación de un mecanismo de votación electrónico (Boleta Única Electrónica) se había incurrido en un fraude que favorecía al oficialista Partido Colorado. Cientos de personas salieron a las calles y causaron daños a la infraestructura pública.

En la India, casi mil millones de personas estaban habilitadas para votar en las elecciones al Parlamento, que comenzaron el 19 de abril y culminaron el 1 de junio. Estos comicios estuvieron marcados por el uso de tecnologías sofisticadas de deepfake, con las que, por ejemplo, se falsificaron mensajes de personas famosas apoyando a ciertos partidos o candidatos. También se manipularon videos reales, incluso del propio Primer Ministro, atribuyéndole declaraciones falsas con el propósito de perjudicarlo.

Las elecciones del Parlamento Europeo, en el contexto de la agresión rusa a Ucrania, revestían una especial importancia. De acuerdo al Observatorio Europeo de Medios Digitales, mayo fue el mes en el que se registró el récord de desinformación contra la Unión Europea en plataformas online. Ya en febrero de 2024 el Parlamento aprobaba una resolución en la que condenaba los esfuerzos continuos de Rusia para erosionar la democracia. El documento señala que el Kremlin reclutó a algunos parlamentarios y financió a partidos europeos para influenciar la agenda parlamentaria y exacerbar la polarización. Finalmente, el Parlamento Europeo exigió la profundización de las sanciones a los medios rusos que difunden desinformación (RT y Sputnik).

Otro caso de desinformación a través de la interferencia rusa se ha registrado en las elecciones de Georgia. El partido oficialista “Sueño Georgiano”, que tiene afinidad con Putin, promueve una teoría de conspiración que sostiene que occidente está controlado por el “partido de la guerra”, una élite que controla las instituciones y que busca abrir un nuevo frente bélico en territorio georgiano. Esta, por su parte, ha sido acusada de falsificar posters de Sueño Georgiano con mensajes de sumisión hacia Rusia. Atlantic Council informó que Meta debió eliminar una campaña impulsada desde Rusia que criticaba las protestas de los grupos proeuropeos y daba apoyo a “Sueño Georgiano” a través de distintas webs de “noticias” y otras plataformas.

Las elecciones de los Estados Unidos, quizá las más importantes del mundo por su relevancia e impacto, tampoco decepcionaron. El candidato que resultó electo, Donald Trump, ya había hecho denuncias injustificadas de fraude electoral en el año 2020, y sometió al sistema electoral y de justicia a un estrés institucional nunca visto en el país.

La contienda se definiría en unos pocos Estados, entre los que Pensilvania tenía una importancia especial. No es casual que precisamente en Filadelfia, su ciudad más poblada, se hayan difundido rumores sobre fallas en las máquinas de votación. Trump publicó el día de las elecciones en su cuenta en TruthSocial: “Se habla mucho de que hay TRAMPAS masivas en Filadelfia. Las fuerzas del orden están en camino”. Luego del cierre de las mesas de votación y la publicación de los resultados en los Estados bisagra que confirmaban la victoria republicana estos rumores fueron disminuyendo hasta casi desaparecer.

El Washington Post analizó el comportamiento de las publicaciones de una comunidad de X llamada “integridad electoral” que fue creada por Elon Musk, ferviente promotor de la candidatura de Trump. El análisis arroja que a medida que se confirmaba la victoria de Trump, las denuncias de fraude electoral fueron mermando.

Aunque en esta ocasión la situación no alcanzó la gravedad de la elección anterior, los procesos judiciales contra medios de comunicación que difamaron a algunas empresas desarrolladoras de tecnología electoral en 2020 siguieron avanzando.

El año pasado, y luego de las denuncias infundadas del equipo de Trump en 2020 que aseguraban que habían sufrido un fraude masivo a través de la manipulación de las máquinas de votación, se conoció que Foxnews llegó a un acuerdo con la empresa Voting Dominion System por US $800 millones para evitar ir a juicio por difamación.

En el caso de los Estados Unidos, algunos de los actores que han difundido desinformación en materia electoral han sido llevados a la justicia y se han visto obligados a llegar a acuerdos con las víctimas de sus bulos y aceptar públicamente su mal obrar.

Finalmente, cerramos el 2024 con el caso de Rumanía. Así como en Georgia, se denunció la interferencia rusa, en este caso burlando los controles de la campaña electoral a través del uso de TikTok. El candidato Georgescu, que en las encuestas no aparecía entre los favoritos, terminaría ganando la elección del 24 de noviembre. Abiertamente proruso y presentándose como garante de la paz (por no enfrentar las pretensiones de Putin), aseguraba que no contaba con fondos para hacer campaña. Sin embargo, después del sorpresivo resultado las autoridades rumanas detectaron un apoyo articulado a su campaña de más de 25 mil cuentas de TikTok cuyas publicaciones fueron coordinadas a través de un canal de Telegram que indicaba cómo evadir el sistema de verificación de contenidos.

En una polémica decisión, el Tribunal Supremo anuló los resultados de estas elecciones y se inició una investigación al círculo más cercano de Georgescu, lo que terminaría en detenciones de personas vinculadas al crimen organizado. Algunos de los influencers que apoyaron su candidatura huyeron del país, y se pudo comprobar los vínculos prorrusos de algunos de ellos. 

Queda claro que el escenario no es alentador. Cada vez las herramientas para atacar la integridad informativa en el contexto electoral son más accesibles, económicas, dañinas y muchas veces no dejan rastros, lo que dificulta identificar y penalizar a los responsables. 

Aunque desde hace años distintas instituciones académicas, gubernamentales, think tanks y especialistas se han abocado a diseñar medidas para combatir la desinformación, los mecanismos para influir en las elecciones son cada vez más sofisticados y se apoyan en una predisposición natural de las personas a confirmar sus convicciones (sesgo de confirmación), independientemente de qué tan ciertas sean estas.

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Director Ejecutivo de Transparencia Electoral. Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Candidato a Magíster en Estudios Electorales por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM / Argentina).

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