La pasividad de América Latina ante el colapso del orden multilateral amenaza con dejar a la región sin defensa frente a las políticas económicas arbitrarias y dominantes de Estados Unidos.
América Latina sigue atrapada en un modelo primario-exportador que la condena a la dependencia, la fuga de cerebros y la pérdida de oportunidades en la economía del conocimiento.
Brasil convierte el celular en un arma geopolítica al impulsar sistemas de pago digitales que fortalecen su soberanía financiera y desafían la hegemonía del dólar en los mercados internacionales.
La inclusión y la educación financiera son claves para reducir desigualdades y fortalecer el desarrollo sostenible en América Latina, pero aún enfrentan profundas brechas y desafíos estructurales.
América Latina revive viejas fantasías de desarrollo bajo nuevas máscaras tecnológicas, mientras persiste la dependencia estructural que Stavenhagen denunció hace seis décadas.
Se debe fortalecer los marcos regulatorios y la cooperación internacional para combatir eficazmente estas amenazas a la estabilidad económica y social de Latinoamérica.