Necesitamos crear una nueva cultura digital compartida. Una que no deje solas a las infancias. Una donde la habilidad técnica venga acompañada de criterio ético y emocional.
Los países de la región necesitan una política que absorba las tecnologías de la Industria 4.0 existente. De lo contrario, nuestra mano de obra cualificada tendrá que elegir entre emigrar, desarrollar labores por debajo de su potencial o trabajar para empresas extranjeras.
La crisis actual es un síntoma inherente a la estructura del sistema internacional y la demanda de justicia y redistribución de oportunidades continúa siendo marginada por los actores con mayor capacidad para impulsar el cambio.
La capacidad de China para crear soluciones de bajo costo en el campo de la tecnología digital ayude a presionar a los actuales líderes del mercado en la búsqueda de soluciones tecnológicas menos destructivas para el medio ambiente.