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Colombia en la encrucijada: la salida de la OTAN y sus consecuencias

La decisión del presidente Petro de retirar a Colombia como socio global de la OTAN podría aislar al país en un momento crítico para su modernización militar y su liderazgo regional en inteligencia artificial aplicada a la seguridad.

El pasado 16 de julio, el presidente Gustavo Petro afirmó que Colombia abandonaría su estatus como país socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El mandatario justificó esta decisión en el marco de su crítica al papel de algunos gobiernos europeos en el conflicto en Gaza y a la provisión internacional de armas a Israel. Esta iniciativa plantea implicaciones muy sustanciales para la modernización de la defensa colombiana y su integración en la escena global, especialmente en el contexto de la rápida evolución de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito de la seguridad.

Colombia ha mantenido una relación con la OTAN desde 2017, cuando ingresó como socio global. Solo siete países, Australia, Japón, Corea del Sur, Mongolia, Nueva Zelanda, Pakistán y Colombia, son socios globales. Un status que no implica obligaciones militares, pero sí permite el acceso a una cooperación invaluable en áreas como la transparencia en defensa, el intercambio de información, la modernización de las fuerzas armadas, la participación en actividades de capacitación o el acceso a proyectos en materia de seguridad civil basada en la investigación científica, la innovación y el intercambio de conocimientos.

La Reforma del Sector Seguridad y en consecuencia los proyectos de transformación de las fuerzas armadas en Colombia comenzaron en el año 2012, como un proceso de transformación para preparar a la Fuerza a las nuevas realidades materiales y políticas.  La seguridad humana, eje del Plan de Desarrollo del gobierno Petro, ha sido un motor central y un principio rector de estos procesos. Un proceso no solo de transformación estratégica, táctica y operativa, sino también la aplicación de principios de buena gobernanza, transparencia, y de fortalecimiento del estado de derecho. Organizaciones como Naciones Unidas y particularmente la OTAN han permitido que Colombia y sus fuerzas armadas, como socios, hayan alineado parte de su transformación con estos principios, y ha permitido a las Fuerzas Armadas colombianas acceder a entrenamiento, modernización, logística y mando alineados con estos estándares internacionales.

En estos momentos de tensión geopolítica, la alianza de la OTAN facilita el apoyo y la cooperación en el fortalecimiento de las capacidades de ciberdefensa y seguridad estratégica, aspectos clave en estos momentos para hacer frente a nuestras propias amenazas, como la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado o la lucha contra el narcotráfico. La salida en estos momentos implicaría una pérdida de credibilidad internacional, una reducción clave en la cooperación con aliados estratégicos, sino sobre todo una pérdida invaluable en nuestras capacidades de defensa y seguridad. Para Colombia, la OTAN representa una plataforma clave en materias como interoperabilidad tecnológica, acceso e intercambio de información y de capacitación en defensa cibernética y doctrina de ciberconflicto.

La OTAN, la Unión Europea y los estados miembros han instado a establecer mecanismos para garantizar un control humano significativo sobre los sistemas autónomos y el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario (DIH). Ejemplo de ello es como el programa Ciencia para la Paz y la Seguridad (SPS) de la OTAN ha apoyado iniciativas de investigación clave, «Clicking the pause: The role of Transatlantic cooperation in AI Supervision», un seminario internacional de investigación sobre la supervisión ética de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito de la defensa, organizado por la Universidad de Salamanca y la Universidad de La Sabana (Colombia), dirigido a fomentar la cooperación académica y política en torno al uso responsable de la IA en contextos tan importantes como la seguridad y la defensa.  La participación de Colombia como socio global de la OTAN facilita el acceso a estas capacidades y conocimientos avanzados en SSR y en la integración ética de la IA, lo que es vital para la continuación exitosa de su propia transformación militar, especialmente en la lucha contra amenazas de guerra irregular.

Colombia se ha posicionado como un pionero en la formulación de estrategias de IA en América Latina, ocupando los niveles más altos en materia de políticas y prácticas de Inteligencia Artificial, que ha lanzado la Estrategia Nacional de IA y que ha establecido un marco de principios y directrices para incentivar el avance de la IA y desarrollar una gobernanza regulatoria basada en la autorregulación, en lugar de una estructura rígida de reglas. Si Colombia mantiene su estatus de socio global de la OTAN, puede seguir siendo un puente vital para la inserción de América Latina en las discusiones globales sobre la gobernanza de la IA en la defensa y la seguridad.

Su liderazgo en la formulación de una estrategia nacional de IA y su enfoque en la autorregulación y la ética, combinado con su experiencia en seguridad multidimensional y guerra irregular, ofrecen un modelo y conocimientos que pueden beneficiar no solo a Colombia sino a otros países de la región. La salida contrarrestaría este proceso y minaría la credibilidad de Colombia como un actor clave en la seguridad y tecnología global.

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Profesor asociado de la Universidad de La Sabana (Colombia). Doctor en Derecho y Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Investigador Post-Doctorado en la Universidad de Salamanca

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