En América Latina comienza un ciclo electoral y, dependiendo de los resultados de este ciclo, las calificaciones crediticias de algunos soberanos podrían verse en dificultades.
Esto, por una razón importante. La consolidación fiscal en curso continúa siendo un desafío para muchos Gobiernos, los cuales siguen enfrentando un contexto de bajo crecimiento económico y menores ingresos fiscales. Esto pasa especialmente en aquellos que están relacionados con bajos precios de las materias primas (commodities). Ello hace aún más difícil frenar la actual dinámica de deuda creciente en la región.
Hay elecciones presidenciales programadas en seis países: Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay y Venezuela. En todos, con excepción de Venezuela, se terminan los mandatos, y nuevos jefes en el Ejecutivo arribarán. Las elecciones serán de particular importancia para la futura definición del rating crediticio en los países que mantienen una previsión negativa (o un outlook negativo, como se dice en la industria). Los países que celebrarán elecciones y que mantienen un outlook negativo son precisamente las dos potencias: Brasil y México.
En Brasil, la interminable saga de escándalos de corrupción que ha envuelto a casi toda la clase política del país, siendo el propio presidente Michel Temer el más reciente implicado, ha aumentado la incertidumbre. Esto puede conducir a un mayor grado de conflictividad en las elecciones.
Por ello, en la economía más grande de la región será necesario el surgimiento de un liderazgo político fuerte que pueda continuar empujando reformas económicas para mejorar las perspectivas de crecimiento y saneamiento de las finanzas públicas.
Las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están siendo una gran fuente de incertidumbre política
Mientras tanto, el lento crecimiento económico y la debilidad institucional de México, junto a una creciente incidencia de la delincuencia y la percepción en el aumento de la corrupción, han reducido sustancialmente la popularidad del presidente Enrique Peña Nieto y las posibilidades de que su partido (PRI) vuelva a ganar las elecciones presidenciales. Así mismo, las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están siendo una gran fuente de incertidumbre política, dada la complejidad del tema y la importancia de sus resultados para el futuro de la economía.
El ciclo electoral será igualmente importante en Costa Rica y El Salvador. Queda por ver si los resultados de las elecciones en estos países ayudan a romper la parálisis política que ha causado recortes en sus calificaciones crediticias en los últimos seis meses. Pero, además, futuros movimientos negativos en los ratings crediticios para estas economías son posibles, dado que muchas iniciativas de reforma fiscal quedan todavía pendientes.
En Venezuela, donde la actividad económica se encuentra colapsada y existen serios riesgos político-sociales, las elecciones presidenciales están programadas para diciembre de 2018. La situación permanece tensa y, mientras que el régimen de Maduro busque reducir las distorsiones —ya severas— introducidas en la economía desde hace varios años, un cambio de Gobierno pretendería un cambio profundo en la política económica. En ambos casos, la solvencia soberana de Venezuela es una gran preocupación y la probabilidad de caer en un incumplimiento de deuda sigue siendo muy alta.
Entre tanto, en Colombia la perspectiva de su calificación crediticia es estable. No obstante, la consolidación fiscal podría ponerse en peligro como resultado de un crecimiento económico débil y algunos obstáculos vistos hasta ahora en la implementación del acuerdo de paz con las FARC.
Las agencias crediticias internacionales que vigilarán de cerca el ciclo electoral en la región esperan que la transición al poder sea tranquila, con la posible excepción de Venezuela.
Según las agencias, las elecciones en sí mismas no afectan los ratings de los países, si estas no van acompañadas de cambios importantes en las políticas económicas. Por ejemplo, de ocurrir cambios notables en materia de políticas económicas en Argentina, Brasil o México, esto podría afectar sus perfiles de crédito. Por otra parte, si el resultado de las elecciones en Costa Rica y El Salvador pone fin al impasse político, esto podría ayudar a sus perfiles crediticios.
Por lo pronto, las siguientes administraciones en Chile y Colombia se enfrentarán a desafíos importantes para la consolidación fiscal. Esta es fundamental para la definición de la futura trayectoria en la calificación de dichos países.
Foto de payorivero en Trend Hype / CC BY-NC-ND
Autor
Economista. Analista de mercados e inversiones sostenibles en Dow Jones. Postgrado en Economía y Negocios Internacionales en la Facultad de Economía de la Hochschule Schmalkalden (Alemania).