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COVID-19: la crisis sigue; la estabilidad no

La información sobre la pandemia de la COVID-19 continúa siendo abrumadoramente negativa. El número de personas contagiadas superó los 21 millones y las muertes se aproximan rápidamente a 800.000. La pandemia existe con fuerza en los cinco continentes, y en algunos países se presenta un incremento notable de contagios y fallecimientos y, en otros, hay serias dificultades para contener los rebrotes.

En Nueva Zelanda, que llevaba más de 100 días sin nuevos contagios, hubo un rebrote en Auckland, que llevó al Gobierno a aplicar nuevamente el más alto nivel de confinamiento en la ciudad que concentra el 36% de los habitantes del país.

Aunque han pasado más de 160 días desde que se detectó el primer caso, el alto número de nuevos contagios que se registran en varios países es un indicador de que la pandemia permanece. Tanto por los rebrotes como por el impulso que conserva, los contagios pueden extenderse o regresar a otras áreas de la geografía mundial.

En muchos países se ha optado por continuar aplicando, con diverso grado, las medidas de confinamiento social y esperar a la producción de la vacuna»

A la fecha, se mantiene como opción el control de la pandemia de la COVID-19 a través de medidas de confinamiento social, evitando las aglomeraciones, sobre todo, en lugares cerrados, lo cual afecta fuertemente el desempeño de las actividades económicas.

Frente a esta situación y partiendo del punto de vista de que la COVID-19 es simplemente un choque externo, en muchos países se ha optado por continuar aplicando, con diverso grado, las medidas de confinamiento social y esperar a la producción de la vacuna. Es un asunto que está cargado de economía y de política.

Contar con la vacuna es, para algunos países, un éxito que demuestra su fortaleza institucional. En otros, es una actividad que se lleva a cabo por las grandes compañías farmacéuticas y de biotecnología. Es una carrera que comprende apoyo gubernamental, firma de contratos por parte de los Gobiernos y en estos contratos se establecen compromisos de pagos y otros medios destinados a alguna empresa en particular y que tiene resultados en el comportamiento bursátil de las propias compañías.

Un ejemplo es Moderna Inc, que tiene un crecimiento en el precio de sus acciones desde el 23 de marzo, debido a la expectativa de contar con una vacuna contra la COVID-19, y que tuvo recientemente un notable impulso por el acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos para la entrega de 100 millones de vacunas. Según la compañía, le reportarán recursos por hasta 2.480 millones de dólares, incluyendo los pagos por la entrega oportuna del producto.

AstraZeneca, que trabaja con la Universidad de Oxford, también mantiene acuerdos de venta con los Gobiernos de Holanda, Alemania, Francia e Italia. En Bolsa, reporta resultados muy favorables desde el 19 de marzo.

El crecimiento de las cotizaciones bursátiles de empresas farmacéuticas y biotecnológicas en meses recientes no es excepcional. En Estados Unidos los mercados bursátiles tuvieron un aumento sostenido durante todo 2019 y hasta el 19 de febrero de 2020. Desde entonces y hasta el 23 de marzo se produjo una considerable caída.

El Standard & Poor’s 500 (S&P500) disminuyó en ese lapso un 34%. El Nasdaq 100 y el DJ30 tuvo reducciones semejantes. Sin embargo, a partir de allí hubo una recuperación sostenida hasta el punto de que el S&P500 está actualmente por alcanzar su máximo histórico, y el Nasdaq 100 cerró el 14 de agosto con un incremento de 14,9% con relación al 19 de febrero y, además, con máximos históricos.

En otros importantes mercados bursátiles hay un comportamiento semejante. El Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó, en la actualización de junio del Global Financial Stability Report, que después de haber tocado mínimos en marzo, los mercados bursátiles se han recuperado y, en promedio, han retornado aproximadamente al 85% de los niveles de mediados de enero.

El cambio no se explica sin tener en cuenta las decisiones de los principales bancos centrales, en especial, la Reserva Federal (FED) y el Banco Central Europeo (BCE). El punto de partida fue el mantenimiento o la reducción de las tasas de interés.

A ello se suma la ejecución de medidas para dotar de liquidez al sistema bancario-financiero, que incluyen nuevas rondas de compras de activos, líneas de crédito recíproco en dólares de Estados Unidos y otros mecanismos que han sido creados para salvaguardar los intercambios de títulos de deuda.

La FED agrega, a la compra de deuda del Gobierno, la adquisición de deuda municipal, deuda con colateral de activos hipotecarios y deuda corporativa. El BCE también realiza un amplio programa de adquisición de títulos de deuda. En conjunto, los bancos centrales mantendrán estas medidas, sin que consideren la fecha en que dejarán de emplearse.

Es una situación de desconexión entre el comportamiento de los principales mercados financieros que reportan ganancias y el resto de las actividades económicas»

Es una situación de desconexión entre el comportamiento de los principales mercados financieros que reportan ganancias y el resto de las actividades económicas con resultados notoriamente negativos. Las cifras sobre la contracción de las economías no dejan de crecer. En el terreno financiero, la recuperación en el precio de las acciones de muchas empresas no guarda relación con su propio desempeño, los reportes de ventas y de utilidades. Incluso en aquellas con resultados positivos, las ganancias de los principales accionistas son notoriamente elevadas.

Según el Institute for Policy Studies, que parte de datos de Forbes, la riqueza de los estadounidenses, que tienen activos por más de mil millones de dólares, aumentó entre el 18 de marzo y el 5 de agosto en 685 mil millones de dólares, un incremento de 23,8% en algo menos de seis meses. La crisis trabaja muy desigualmente y algunos pocos están alcanzando cuantiosas ganancias, amparados en las políticas que ejecutan los bancos centrales y en medio de las consecuencias de la COVID-19.

Coleção de fotos do Banco Mundial en Foter.com / CC BY-NC-ND

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Pofesor e investigador titular del Departamento de Economía de la Univ. Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa. Coordinador del Prog. Universitario de Investigación Integración en las Américas. Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.

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