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¿Serán viables los acuerdos de la Cumbre de América del Norte?

La reunión entre el presidente Joseph Biden, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en la Cumbre de Líderes de América del Norte del pasado 18 de noviembre, fue el marco para fortalecer la integración y trazar una nueva senda acorde a los desafíos globales.

En primer lugar, si bien  se ha reanudado el cruce de mexicanos con visa estadounidense hacia Estados Unidos, luego de casi 20 meses cerrada la frontera, es importante avanzar en un mayor apoyo del gobierno estadounidense para aumentar la cobertura de vacunación en las comunidades fronterizas de ambos lados para avanzar hacia una frontera segura. En Estados Unidos la población completamente vacunada es del 59%, mientras que en México es casi del 50%, según datos del Our World in Data de 18 noviembre.

En tal sentido, un acuerdo relevante de la Cumbre fue el de una preparación conjunta para enfrentar próximas pandemias y amenazas para la salud. Para ello, se actualizará el Plan de América del Norte contra la Gripe Animal y Pandémica (NAPAPI, por sus siglas en inglés) que fue un modelo eficaz de gobernanza transfronteriza binacional para controlar la pandemia H1N1 y que por razones de seguridad nacional fue marginado por el entonces presidente Trump.

Otro propuesta relevante de la Cumbre fue la de reconstruir la competitividad e impulsar el crecimiento. Para ello, se acordó fortalecer y coordinar las cadenas de suministro de ambos países y definir las industrias esenciales para minimizar las interrupciones futuras. Se reconoció, además, que la región necesita cadenas de suministro resilientes, sostenibles, diversas y seguras para garantizar el crecimiento económico.

En esta misma línea, se busca fortalecer los vínculos entre las pequeñas y medianas empresas (PYME) entre países, promover el espíritu empresarial de las mujeres e impulsar la innovación. En tal sentido, las políticas de economía creativa, cultural y economía social solidaria son estrategias centrales en la generación de empleos para grupos vulnerables.

Medidas poara combatir la crisis climática

Los dirigentes de los tres países se comprometieron a adoptar medidas concretas para combatir la crisis climática. Por un lado buscarán crear una estrategia norteamericana sobre metano y carbono negro para reducir las emisiones de metano de todos los sectores, especialmente del petróleo y el gas. También acordaron reducir las emisiones de vehículos y motores diésel.

Por otro lado, los gobiernos acordaron acelerar la implementación de energías renovables, incluida la asistencia técnica, el intercambio de mejores prácticas y las iniciativas dirigidas a catalizar las finanzas y la tecnología. Una estrategia prioritaria para el gobierno estadounidense es acelerar la transición al transporte sostenible, lo que incluye la fabricación  de vehículos eléctricos.

En el ámbito de la frontera México-Estados Unidos se acordó la elaboración de planes para convocar a los principales estados y ciudades de América del Norte como contribuyentes de las diversas estrategias propuestas y dirigidas a acelerar la acción climática. En ese marco, el Banco de Desarrollo de América del Norte es uno de los instrumentos fundamentales para incentivar proyectos de resiliencia ambiental.

El gobierno mexicano reiteró la importancia de los flujos y movilidad migratoria hacia Estados Unidos, en el contexto de la necesidad de mano de obra en marco de la integración laboral y del crecimiento que se espera de la economía estadounidense, luego del acuerdo bipartidista en el proyecto de infraestructura. En ese marco, los presidentes reconocieron la complejidad del aumento de la migración irregular —un millón 500 mil migrantes irregulares detenidos por Estados Unidos en el año fiscal 2020-2021— y reconocieron la necesidad de una eficaz gobernanza multinivel priorizando la migración ordenada, segura y regular.

En ese marco se acordó establecer un pacto regional sobre migración y protección para las Américas, promover vías de movilidad laboral mediante la promoción de los visados de trabajadores temporales, y ampliar los centros de recursos migratorios centralizados en Centroamérica entre otras cosas. También se comprometieron a anunciar programas y financiamiento adicionales para crear empleos en América Latina y el Caribe.

La viabilidad de una política de desarrollo y de un eficaz control migratorio en los países del Triángulo Norte implica conciliar procesos de gobernabilidad, gobernanza y de políticas de mayor control de la corrupción institucional, que permitan que los recursos financieros generen los impactos sociales esperados.

En el encuentro se acordó también combatir el crimen transnacional y el terrorismo, y fortalecer la colaboración en materia de defensa, a través de la adopción de un enfoque coherente para recopilar, almacenar, usar, retener y compartir los registros de nombres de pasajeros de acuerdo con las normas y prácticas recomendadas por la Organización Internacional de Aviación Civil. También se reiniciará el Grupo de Trabajo Trilateral sobre Trata de Personas, a fin de combatir la trata laboral y sexual en la región y asumir los compromisos en la Ministerial de Defensa de América del Norte (NADM), como la defensa regional y  la cooperación en materia de seguridad.

Finalmente, el presidente López Obrador planteó la importancia de fortalecer el interés nacional en las políticas energéticas y eléctricas, considerando la importancia de conciliar  políticas tales como el control de la corrupción en la asignación de contratos, incentivando la competitividad y sustentabilidad.

En conclusión, los principales acuerdos firmados en la Cumbre abordan temas tan dispares como la gestión de la pandemia, la reactivación de las cadenas de suministro, el empleo, el cambio climático o la migración irregular. La pregunta que nos hacernos es: ¿Cuáles de todos estos aspectos podrán realmente ser implementados?

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Profesor e investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte - COLEF (Tijuana, México). Doctor en Ciencia Política y Sociología por el Instituto Universitario Ortega y Gasset (España).

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