El 1° de diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió como presidente de México prometiendo transformar completamente la vida del país. ¿Cuál es el balance tras el primer tercio del sexenio? ¿Qué hizo bien AMLO y qué no? ¿Cómo marcha el país? ¿Qué puede pasar en las elecciones de medio término?
Los éxitos de AMLO abarcan el plano internacional, el combate de la corrupción y la comunicación política. Su talón de Aquiles reside en tres áreas: salud, economía y seguridad. Indaguemos acerca de estos claroscuros.
AMLO apostó todas las fichas internacionales a tener buenas relaciones con Estados Unidos. Durante su mandato entró en vigencia el T-MEC, un acuerdo comercial con Canadá y Estados Unidos que tiene ventajas evidentes para el país ya que el 80% de las exportaciones mexicanas tiene como destino sus dos vecinos del norte. El monitoreo sobre la vigencia de derechos laborales y ambientales que anuncia la administración Biden podría condicionar la buena vecindad. Pero México es nuevo miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que dará a AMLO un respaldo para negociar.
El combate a la corrupción
El combate a la corrupción fue otro acierto del gobernante mexicano. El golpe contra al huachicoleo -robo de combustibles por bandas criminales con la complicidad de funcionarios de la petrolera estatal PEMEX- alimentó la esperanza ciudadana que se produciría al fin un cambio real.
El manejo intensivo de la comunicación con conferencias de prensa matinales y periódicos informes de gestión contribuyeron a instalar la imagen de un presidente austero, con autoridad moral y que informa a la población. Quizá también en el mediano plazo ayude a revitalizar los modos de pensar, hacer y sentir la política, especialmente entre los jóvenes.
Entre las materias desaprobadas, el manejo gubernamental de la pandemia de coronavirus ha concitado más rechazo que aprobación. Desde un comienzo, AMLO minimizó la gravedad del brote negándose a dictar medidas sanitarias enérgicas a pesar de que los niveles de contagios han llevado al sistema hospitalario al borde del colapso.
La pandemia de coronavirus transparentó las dificultades preexistentes de la economía mexicana. El estancamiento se acentuó con una caída de un 9% del PIB y la pérdida neta de 650 mil empleos formales. Este derrumbe fue acompañado por una disminución de las inversiones pública y privada. La confianza de empresarios y ciudadanos en el futuro se ha ido recuperando discretamente pero aún se mantiene por debajo de los 50 puntos. Empresarios pesimistas, hogares conservadores, confianza pública en terreno negativo. El año económico comenzó colmado de incertidumbre.
Antes de la actual emergencia sanitaria, México enfrentaba otra pandemia: la de la violencia. Para resolverla, AMLO continuó la senda militarista de sus antecesores. Además, bajo el lema “becarios sí, sicarios no”, implementó políticas sociales que aún no muestran resultados palmarios. El narcotráfico tiene dimensiones estructurales que fueron subestimadas por el gobierno mexicano. De ahí su fracaso.
¿Qué esperar en las elecciones subnacionales y parlamentarias en junio próximo? La popularidad del presidente promedia un 60% y AMLO es uno de los mandatarios mejor valorado del mundo, aunque al mismo tiempo no logra que la opinión pública apruebe en particular su gestión en las tres áreas arriba mencionadas. Curiosa ecuación.
En este contexto, con un líder popular y la ausencia de alternativas viables en la oposición, salvo que la pandemia, la economía y la seguridad escapen totalmente de control, no se puede imaginar una derrota del oficialismo. El tiempo y los electores tendrán la palabra.
Foto de Eneas en Foter.com / CC BY
Autor
Sociólogo y cientista político. Fue profesor de la Facultad de Economía y Rel. Internacionales de la Univ. Autónoma de Baja California, Campus Tijuana (México). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México (SNI/CONACYT). Doctor por FLACSO-México.