Enrique Gomáriz Moraga ha sido investigador de FLACSO en Chile y otros países de la región. Fue consultor de agencias internacionales (PNUD, IDRC, BID). Estudió Sociología Política en la Univ. de Leeds (Inglaterra) con orientación de R. Miliband.
No hay que confundirse: la democracia no es un programa de bienestar social, sino principalmente un sistema político para poder adoptar decisiones colectivas de forma pacífica.
Resulta torpe y nociva la idea de que, cuanto más suave sea el trato con el régimen, más posibilidades hay de una transición democrática, así como su extremo opuesto.
Maduro cuenta con una arquitectura institucional conformada por su antecesor, con personal operante y adherente, que compone las jerarquías de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Al haber establecido una fórmula enteramente progresista con le elección de Tim Walz como su acompañante, Harris coloca al electorado estadounidense ante un escenario de fuerte contraste político.
Es tan grande la carga de las tropelías cometidas, de las violaciones morales y a los derechos humanos que el régimen de Maduro no está en condiciones de abandonar el poder por su cuenta, pase lo que pase en Venezuela.
En Chile no hubo un vuelco del escenario político hacia la derecha porque de hecho no hubo una oleada progresista en el pasado con la elección de Boric.
Desde hace mucho tiempo, Brasil y Estados Unidos practican el doble juego de ser aliados y competidores en la escena internacional pero la guerra en Ucrania ha aumentado las divergencias.