El impacto de un gobierno no se mide únicamente por su desempeño institucional, sino por su capacidad de transformar los hábitos mentales de políticos, funcionarios y ciudadanos.
En un contexto marcado por tensiones persistentes, nuevos focos de conflicto y el uso creciente de tecnologías como drones, el país enfrenta una paradoja: una aparente estabilidad que no es más que una frágil "paz armada".
El cese de operaciones de USAID en Colombia advierte una verdad incómoda: la cooperación internacional podrá beneficiar a las comunidades en el corto plazo, pero jamás asumirá las responsabilidades del Estado.
La colaboración hemisférica aborda desafíos comunes como la protección de la democracia, la ciberseguridad y el crimen organizado. Y en la región, Colombia y la OTAN aportan dinámicas de aprendizaje.
Mientras no se hagan los esfuerzos necesarios para alcanzar el acompañamiento en el sistema internacional, no se lograrán los objetivos trazados en la política doméstica.