“Hoy en día, los regímenes autoritarios están adaptando sus prácticas de opresión y limitación de la libertad a la era digital. Es así como encuentran nuevas formas de debilitar a las instituciones democráticas y la integridad del espacio público, comprometiendo en el proceso al intercambio de ideas”
Recuerdo que en el marco de una Misión de Observación Electoral en Bolivia realizábamos un monitoreo de medios del proceso electoral y llegó a mis manos la edición papel de uno de los periódicos más importantes del país (medio de comunicación que no adscribía al gobierno de aquel entonces, que era el de Evo Morales). Para mi sorpresa, incorporaba en su interior un voluminoso suplemento de muchas páginas bajo el siguiente título: “China y la promoción de los Derechos Humanos”. Este suplemento pagado por una organización no gubernamental internacional ligada al régimen chino relataba historias mínimas de chinas y chinos que recibían algún tipo de asistencia estatal a modo de reparación histórica, sea la provisión de agua, energía eléctrica o alguna obra de infraestructura. A todas luces era impactante el nivel de propaganda oficial, cuyo objetivo era en definitiva desinformar acerca de la realidad de los derechos humanos en el país sin estado de derecho y con régimen de partido único. Situaciones como esta se repiten hasta el infinito con estrategias muy variadas; por ejemplo, la emergencia de influencers en redes sociales que desde sociedades libres y democráticas hablan maravillas de regímenes autocráticos como los de China, Rusia, Cuba o Irán. Incluso hacen viajes patrocinados a países cerrados, con la aprobación y monitoreo del propio gobierno anfitrión, para lavar la cara de estos regímenes. Estas estrategias de desinformación son muy efectivas y son muy frecuentes en redes como X, Instagram o TikTok.
La erosión de los sistemas democráticos es evidente. Muchos analistas coinciden en denominar a este período como de “recesión democrática”, por eso es importante destacar algunos esfuerzos que realiza la comunidad internacional para dar cuenta de las distintas estrategias autocráticas de “acoso”, como lo he caracterizado en otros artículos (autocratic harassment).
Bajo esta premisa, el International Forum for Democratic Studies en el National Endowment for Democracy (NED) comienza su labor en el Sharp Power Research Portal. Este busca ser un punto de acceso de información para periodistas, investigadores, activistas, generadores de políticas públicas y otros ciudadanos interesados en comprender cómo los regímenes autoritarios ejercen influencia sobre sociedades e instituciones más allá de sus fronteras. El objetivo del portal es ordenar, categorizar y presentar la investigación o reportaje periodístico existente sobre lo que definen como sharp power o poder agudo, penetrante o incisivo.
El concepto de sharp power, según lo entienden Christopher Walker y Jessica Ludwig, se refiere al uso de políticas diplomáticas manipulativas de parte de un país para influenciar y debilitar el sistema político de otro. Bajo esta definición, para Walker el sharp power se aprovecha de las asimetrías entre países libres y autoritarios, habilitando a los regímenes a limitar la libre expresión y distorsionar los ambientes políticos de otros países, mientras escudan a sus propios espacios públicos de presiones e influencias democráticas del exterior. Con esto, se buscaría influir sobre la sociedad civil y el ambiente público de un país libre para, de una u otra forma, inclinar la balanza en favor de los regímenes en cuestión. En vez de tener un efecto positivo y estimulante sobre la sociedad civil como pueden tener situaciones de soft power, en este caso los autores del portal consideran que el poder agudo, penetrante o incisivo termina limitando la libre expresión y el pluralismo, a la vez que distorsiona el ambiente político nacional.
El portal analiza cómo cinco naciones autoritarias (China, Rusia, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos) ejercen su influencia en lo que hasta su última actualización son 143 países del mundo. Los países elegidos (identificados como “influencers autoritarios” en el portal) fueron seleccionados debido a que son de los regímenes autoritarios más agresivos en su ejercicio de poder agudo y sus acciones son de las más documentadas. Los casos de poder agudo son a su vez clasificados en cinco áreas: Información y Medios, Comercio, Cultura y Entretenimiento, Generación de Conocimiento y, finalmente, Tecnología.
Con la categoría de Información y Medios se trata de nuclear todas las conductas de estos gobiernos en las redes sociales y el ecosistema digital. La vulnerabilidad económica del espacio de medios actual y la facilidad de introducir información a la esfera virtual han habilitado muchos casos de desinformación, acoso digital y financiamiento de pequeños medios. Estas herramientas han permitido a los regímenes influir sobre la discusión pública.
En Comercio se condensa el uso de empresas y agentes económicos vinculados al poder político en su país de origen. La captura de los sistemas económicos por el Estado en estos países permite utilizar a empresas locales para una práctica que el portal define como “capital corrosivo”. Aprovechando las capas de anonimato que la globalización de las finanzas habilita, estos regímenes se permiten utilizar las inversiones de capitales domésticos de forma estratégica para avanzar sus intereses en el exterior.
Con respecto a Cultura y Entretenimiento, se trata de incorporar todo lo que tradicionalmente es entendido como propaganda. Mediante medios tradicionales, pero también digitales, se buscaría influir sobre los espacios culturales y artísticos externos de la misma forma que estos países ya controlan los domésticos. Esto puede llevar a casos de autocensura o adaptación de contenidos para no tensar vínculos culturales y artísticos con países que ejercen dicho poder agudo. Se han visto situaciones así en videojuegos, deportes, cine y otras formas de arte y cultura.
En lo que respecta a Generación de Conocimiento, este ámbito cubre a aquellas instituciones académicas e intelectuales que en sociedades libres suelen ser autónomas y no estar sujetas a presiones. La presión de los regímenes para moldear el cómo estas instituciones publican mapas e imágenes o narran ciertos acontecimientos puede llegar a los países libres de la mano de presiones por financiamiento o la inundación del espacio público con think tanks que repiten la propaganda de la autocracia.
Y, por último, con relación a Tecnología, se trata de todos los casos de la expansión del internet de las cosas y plataformas como Google y Apple, las cuales mueven enormes volúmenes de información. Estas pueden verse sujetas a presión de los gobiernos observados. La censura de las aplicaciones, el uso de la Inteligencia Artificial para optimizar la censura y la posibilidad de aprovechar vulnerabilidades en las nuevas tecnologías para avanzar sus objetivos son incluidos en esta categoría.
Según el portal, todos los recursos incluidos en él son escritos o publicados por autores o medios de confirmada credibilidad. El objetivo final de este proyecto es demostrar la presencia de patrones de conducta identificables a gran escala sobre cómo estos regímenes se vinculan con las sociedades del resto del mundo. Aunque la mayoría de los recursos se encuentran en inglés, el portal afirma que han hecho un esfuerzo por expandir sus recursos en español, francés, ruso y árabe.
Naturalmente, el portal no puede garantizar que su recolección es exhaustiva y completa: las limitaciones del recurso, reconocidas por los mismos generadores, impiden que muchos casos y ejemplos de poder agudo lleguen a ser registrados. A pesar de estas limitaciones, el objetivo del portal sigue siendo de gran relevancia, y su colección una en constante expansión. Su base de datos es de libre acceso al público, y guarda un destacado potencial para el futuro estudio de los regímenes autoritarios en la era digital.
Entiendo que este instrumento de NED se convertirá en un futuro cercano en una referencia ineludible para los investigadores de las ciencias sociales comparativas, será un verdadero “clásico”, al nivel del Índice de Democracia de The Economist, el de V-Dem o el mapa mundial de libertad de expresión de Freedom House. En América Latina hemos visto cómo muchos quiebres democráticos se han producido con el patrocinio abierto de ciertas autocracias. En Venezuela la influencia de Rusia e Irán no son meras sospechas, por el contrario, se encuentra muy documentada. La presencia rusa y china en Cuba también es notoria. Lo mismo en países que aún son considerados democráticos como Bolivia. En Argentina, bajo el gobierno de Cristina Fernández el gobierno de China contó con la aprobación para construir una base de monitoreo “espacial” en la Patagonia, y en el último gobierno de Alberto Fernández, el candidato a la presidencia y ministro de Economía Sergio Massa recibió en plena campaña un sospechoso y opaco préstamo de dinero para afrontar unos vencimientos internacionales. Los ejemplos son abrumadores y por esta misma razón este proyecto que aquí presentamos es de trascendente importancia para dar cuenta de las influencias iliberales, la corrupción y la pérdida de soberanía política y económica de los países de nuestra región. En definitiva, de eso se trata el objetivo del sharp power.
Autor
Politólogo. Director de Transparencia Electoral de América Latina. Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Magister en Derecho Electoral por la Univ. Castilla La Mancha (España). Autor del libro “Así se Vota en Cuba”.