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En Perú, debajo de cada piedra hay un partido político

En el país andino se ha oficializado una cifra récord de fraccionamiento partidario. En total, 43 partidos políticos fueron habilitados para postular a la Presidencia en las próximas elecciones.

La elección presidencial más insólita y singular del mundo ocurrirá en abril del próximo año. No será en una recóndita nación subdesarrollada de África o del Sudeste Asiático, ni en una isla oceánica de nombre impronunciable. Será aquí nomás, en el medio de la siempre desigual y pintoresca América Latina, en Perú.

A mediados de abril, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) de Perú, el máximo órgano electoral del país andino, confirmó que serán 43 los partidos políticos habilitados para participar en las elecciones generales de 2026, tras superar los requisitos establecidos para su validación. Por ley, todos están obligados a ingresar a la lid, de lo contrario perderán su inscripción, lo que, en buen cristiano, llevará a su extinción.

Ello quiere decir que el próximo año, los más de 27 millones de ciudadanos peruanos mayores de edad asistirán a las urnas para elegir a un candidato presidencial entre 43. También tendrán que elegir candidatos para el Parlamento Andino y para el Congreso bicameral, entre la misma cantidad de agrupaciones políticas. Una locura logística que llevará a una mayor confusión del electorado.

Las proyecciones iniciales indican que los ciudadanos recibirán una cédula de votación de aproximadamente 65 centímetros de largo, el tamaño de un televisor de 50 pulgadas.integrada, incluso, por el partido político de Nicanor Boluarte, el hermano de la propia mandataria de Perú, Dina Boluarte. Exigir neutralidad parece dificil.

La cifra récord de fraccionamiento en el país tiene una génesis marcada: en diciembre de 2023, el Congreso peruano eliminó las PASO, la obligatoriedad de que los partidos políticos realicen comicios internos en los que acojan los votos de la ciudadanía en su conjunto, sean o no militantes de cada una de las agrupaciones, requiriendo que un candidato solo podría representar a la agrupación a nivel nacional siempre que haya superado el 1.5% de respaldo interno.

Los partidos tendrán ahora la posibilidad de escoger una vez más la forma de elección de sus representantes en unos comicios internos. Es más que seguro que optarán por darle la facultad de designación a un grupo de delegados colocados por la cúpula partidaria. Una forma de democracia interna nada democrática, valga la precisión.

En 2026, Perú también marcará un hito en la región al contemplar 43 candidatos presidenciales. Por dar un ejemplo, en 2023 Argentina celebró las elecciones que culminaron con Javier Milei en la Casa Rosada con 5 candidatos participantes, filtrados por las PASO instauradas en 2009.

En la última campaña presidencial en Ecuador, que concluyó con Daniel Noboa reelegido para ocupar cuatro años más el Palacio de Carondelet, se presentaron en primera vuelta 25 partidos políticos. Una cifra alta, pero que ni por asomo se acerca a la peruana.

México eligió a Claudia Sheinbaum en 2024 entre tres candidatos, Chile se decantó por Gabriel Boric en 2021 entre siete postulantes y Colombia hizo lo propio en 2022 en favor de Gustavo Petro considerando cuatro aspirantes a la Presidencia.

Además del caos que significa revisar a detalle las hojas de vida y propuestas de los candidatos, la gran cantidad de partidos peruanos en la contienda hará que pasen a segunda vuelta candidatos con un porcentaje ínfimo de votos válidos, cercano al 8% o 10%, poniendo en peligro la representatividad y gobernabilidad del nuevo jefe de Estado.

Pero como en toda penumbra, existe una luz al final del túnel: las alianzas electorales. Medidas impulsadas de emergencia por el Congreso peruano han establecido la promoción para formar coaliciones y disminuir el número de partidos. Aunque antes se criminaliza las alianzas exigiendo un 1% adicional por cada partido que la integre, hoy si dos partidos se unen necesitarán solo 5% para superar la valla y conservar su inscripción, y si se juntan tres o más partidos, solo aumentará hasta 6% como tope.

Convocado el proceso electoral, comenzarán las conversaciones. ¿Cuántas alianzas lograrán establecerse? ¿Podrá disminuir considerablemente el escandaloso número de partidos habilitados? Todo está por verse… pero lo que sí es seguro es que los partidos cascarón o los partidos vientres de alquiler, que se ofrecen al mejor postor, volverán a pescar a río revuelto, mientras Perú sigue haciendo historia.

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Periodista peruano especialista en Política. Máster en Comunicación Corporativa por la Universitat de Barcelona. Licenciado en Periodismo y Audiovisuales con experiencia en conducción de TV, comunicación social y corporativa.

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