A una semana de la elección general en Bolivia, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) comunicó, mediante una conferencia, los resultados finales que se dieron en medio de un conjunto de protestas sociales.
Según estos resultados, el Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, obtuvo el 47,08%, mientras que su adversario opositor, Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), obtuvo el 36,51%. Es decir, el MAS, según los datos oficiales, estuvo por encima de CC con una diferencia de 10,57 puntos.
La norma boliviana establece que, para ganar en primera vuelta, la organización política debe obtener el 50% más uno, o bien, más del 40% y una diferencia de diez puntos con el segundo. En este caso, el MAS habría cumplido con los requisitos de haber obtenido más del 40% y una diferencia de un poco más de diez puntos con el segundo. No obstante, las cosas no son tan sencillas, ya que en el proceso electoral se produjeron muchas irregularidades que provocaron desconfianza en gran parte de la población boliviana y en la comunidad internacional, comenzando por los veedores internacionales. ¿Qué pasó? La entidad electoral boliviana llegó a las elecciones generales del 20 de octubre muy deslegitimada por varios errores cometidos, entre ellos, renuncias de sus autoridades, despidos a funcionarios estratégicos, cuestionamientos por no saber manejar los sistemas de bases de datos del padrón. Dos días antes de las elecciones generales, sus propias autoridades reconocían ante la Organización de Estados Americanos (OEA) que la gran mayoría de los bolivianos no creía en ellos.
Decidieron entonces aplicar una herramienta que podía “salvarlos” y hacerles recuperar algo de credibilidad: el TREP (transmisión de resultados electorales preliminares). Un sistema de información no vinculante, que permitiría transparentar el resultado de las elecciones, dando a conocer, en el menor tiempo posible, los resultados preliminares de las votaciones realizadas. Este sistema era clave para que la ciudadanía, los medios de comunicación y los candidatos dispusieran con anticipación de la información de los resultados. Adicionalmente a esa medida, el TSE autorizó a una empresa para que realizara el ejercicio de conteo en boca de urna para tener resultados comparables entre las 19:00 y 21:00 horas.
Llegado el momento de la verdad, la empresa autorizada, Vía Ciencia, mostró resultados del conteo rápido del 100% de los votos escrutados que aseguraban una segunda vuelta: Evo Morales (43,9%), Carlos Mesa (39,4%). Había 4,5 puntos de diferencia entre el primero y el segundo. Casi paralelamente, el TREP debía iniciar la transmisión de resultados a las 19:00 horas y, “casualmente”, se demoró casi cuarenta minutos en empezar dicha transmisión.
Pero eso no fue todo. Cuando había transmitido el 83% de los resultados, se produjo un “apagón” del sistema. Dos días después, el vicepresidente del TSE, Antonio Costas, renunció a su cargo, aduciendo que hubo una “desatinada decisión de la sala del Tribunal Supremo Electoral de suspender la publicación de los resultados preliminares electorales-TREP».
Tal como se señaló, actualmente tenemos a un presidente que se proclama ganador con un resultado del 47,08% y quedó Carlos Mesa en segundo lugar con un 36,51%.
La gran mayoría de los bolivianos nos preguntamos por qué dejó de funcionar el TREP, sistema en el que todos confiábamos»
Las dudas persisten y crecen, ya que la diferencia es demasiado grande entre lo que sacó la empresa Vía Ciencia en el conteo en boca de urna y los resultados oficiales que se muestran ahora. Por otra parte, la gran mayoría de los bolivianos nos preguntamos por qué dejó de funcionar el TREP, sistema en el que todos confiábamos. El TSE, hasta la fecha, ha tratado de dar explicaciones sin mucho sustento y que a veces rayan en lo ridículo.
A partir de las susceptibilidades y dudas descritas, la población que está en desacuerdo ha hecho una serie de manifestaciones en contra de los resultados de las elecciones generales, aduciendo que no cesará en las medidas de movilización hasta que el presidente tome una decisión política que tenga que ver con: 1. Ir a segunda vuelta, tal como lo recomendó la OEA y la Unión Europea; o 2. Anular elecciones y refundar el TSE para que, en un tiempo prudencial, se puedan celebrar nuevas elecciones legítimas.
Conforme pasa el tiempo, el nivel de conflicto crece y las demandas cambian. De hecho, hay voces que comienzan a pedir la renuncia del presidente. Sin embargo, se percibe que Morales mide permanentemente la situación política y está dispuesto a quedarse a como dé lugar pensando inclusive en producir un enfrentamiento entre bolivianos.
Foto de payorivero en Foter.com / CC BY-NC-ND
Autor
Administrador público y cientista político por la Universidad de Chile. Máster en Gestión y Políticas Públicas por la Univ. Católica Boliviana / Univ. de Harvard. Máster en Negociación y Relaciones Económicas Internacionales.