Una región, todas las voces

L21

|

|

Leer en

La inversión se asoma, pero las previsiones no acompañan

Luego de seis años de estancamiento, en 2017 la inversión extranjera directa (IED) en Latinoamérica volvió con bríos y se incrementó notablemente respecto al año anterior. Según el último informe publicado por la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), el flujo de IED en la región creció 8% y alcanzó los 150 mil millones de dólares. Este resultado contrastó notablemente con la tendencia mundial, pues el flujo global de IED presentó una caída interanual del 23%, arrastrada básicamente por una caída en torno a un tercio en las economías desarrolladas y de más del 20% en África, mientras que en los países asiáticos que están en vías de desarrollo los flujos se estancaron, básicamente.

En América Latina los flujos de inversión extranjera aumentaron, atraídos por la recuperación gradual de la actividad económica regional y el aumento de los precios de las materias primas. Desagregando los datos por país, el primer lugar se lo llevó Brasil, que registró flujos por 63 mil millones de dólares, marcando un crecimiento del 8%, y el segundo lugar fue para Argentina, que registró inversiones por 12 mil millones de dólares, lo que representó un masivo crecimiento anual del 264%. En el Caribe, los flujos de IED también crecieron vertiginosamente, impulsados por un fuerte incremento, sobre todo, en República Dominicana y en Haití —este último posiblemente refleja inversiones de China en cuanto a la infraestructura—.

En otras partes de Latinoamérica, el cuadro fue menos alentador. A pesar de que en Colombia la IED mostró signos de crecimiento moderado, esta se estancó en México y Perú, y se contrajo en Chile por las disputas laborales en el sector minero. En Centroamérica la inversión creció apenas un 2%, aunque con marcadas diferencias entre países, pero hubo un gran crecimiento en Costa Rica y El Salvador.

El grueso de los flujos de IED en Latinoamérica se destinó a los sectores productores de materias primas»

Como históricamente ha venido ocurriendo, el grueso de los flujos de la IED en Latinoamérica se destinó a los sectores productores de materias primas. Los commodities que recibieron mayor inversión fueron la soja, los metales básicos y el sector extractor, particularmente petróleo. Sin embargo, 2017 también mostró que hubo notables flujos de inversión en bienes de consumo y comercio al por menor, particularmente en Sudamérica, cuya demanda interna ha comenzado a recuperarse después de un largo periodo de debilidad.

Otros sectores con mejoras fueron el automotriz y el energético, no solo en el sector tradicional, sino también en las energías renovables. Las infraestructuras, principalmente el transporte y la logística, también se destacaron por recibir mayores flujos, gracias a que varios Gobiernos en la región fortalecieron marcos para forjar alianzas público-privadas. Esto, como parte de un esfuerzo por cerrar la brecha de infraestructura que dificulta la productividad y el crecimiento.

A pesar de la muy positiva evolución de la IED en 2017, las perspectivas para este año son, en el mejor de los casos, inciertas. De acuerdo con el informe, se espera que los flujos disminuyan ligeramente o, en el mejor de los casos, se estanquen. Si bien se espera una aceleración de la recuperación económica en algunas de las grandes economías de la región, como Chile, Perú y Colombia, los expertos consultados por FocusEconomics han revisado recientemente sus previsiones de crecimiento para Argentina por la fuerte sequía y depreciación de la moneda, y en Brasil, por la incertidumbre electoral.

Pero más allá de la incertidumbre para este año y el siguiente, la política comercial podría ser un gran impulsor de mayores flujos de IED en la región, incluyendo inversiones intrarregionales. Esto, gracias a los esfuerzos por diversificar las relaciones comerciales y para fortalecer y profundizar la integración regional a través del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en ingles), el acuerdo discutido entre la Unión Europea y el Mercosur (la Unión Aduanera del Cono Sur) y una mayor cooperación entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

Si estas negociaciones —y otros acuerdos más pequeños, actualmente en vías de negociación— se confirman, las perspectivas de mayores influjos de IED seguramente mejorarán a mediano y largo plazo. Por ahora, lo que estamos viendo es que el bajo crecimiento económico y la prevaleciente incertidumbre política y geopolítica están frenando los flujos de capital.

Autor

Otros artículos del autor

Economista. Analista de mercados e inversiones sostenibles en Dow Jones. Postgrado en Economía y Negocios Internacionales en la Facultad de Economía de la Hochschule Schmalkalden (Alemania).

spot_img

Artículos relacionados

¿Quieres colaborar con L21?

Creemos en el libre flujo de información

Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo la licencia Creative Commons.

Etiquetado en:

Etiquetado en:

COMPARTÍR
ESTE ARTÍCULO

Más artículos relacionados