Mientras en América Latina 16 países prevén el voto de sus ciudadanos en el exterior, la diáspora cubana sufre una doble exclusión. Por un lado, el abandono forzoso de la isla debido a la violación sistemática de los derechos humanos que ha sido profundizada en el último año a partir de las masivas protestas del 11 de julio de 2021. Y, por otro lado, la pérdida de sus derechos electorales, de identidad o de regresar, una vez que han emigrado.
La nueva ley electoral cubana (2019) estableció el requisito de “residencia efectiva” por un periodo no menor de dos años antes de la elección como condición para ejercer el voto. A efectos prácticos, los únicos que no pierden su derecho a participar en los asuntos políticos son “las familias de los colaboradores y el personal que se encuentre en el exterior por razones oficiales”.
Por lo tanto, en el referendo del Código de las Familias del próximo 25 de septiembre solo estarán habilitados para ejercer su voto en el exterior las personas que forman parte del Gobierno y están en funciones de misiones diplomáticas que, si se toma en cuenta el referendo constitucional de 2019, son cerca de 40.000.
De esta manera, han perdido sus derechos al menos dos millones de cubanos que han abandonado la isla, según estimaciones. De acuerdo con datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, casi 1.500.000 cubanos habitan el país. En el último año, al menos 180.000 cubanos, más del 1% de la población, ingresaron a los Estados Unidos a través de la frontera con México.
Esta privación de los derechos políticos de los cubanos en el exterior va a contramano de la tendencia regional y mundial de conquista de derechos políticos de los migrantes.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos sostiene en su artículo 21 que “toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos”. Por su parte, el Preámbulo Pacto de Derechos Civiles y Políticos dice que “(…) no puede realizarse el ideal del ser humano libre en el disfrute de las libertades civiles y políticas y liberado del temor y de la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y culturales (…)”.
A su vez, la Declaración Americana de los Derechos del Hombre establece que “toda persona, legalmente capacitada, tiene el derecho de tomar parte en el gobierno de su país, directamente o por medio de sus representantes, y de participar en las elecciones populares, que serán de voto secreto, genuinas, periódicas y libres”.
Así, para visibilizar la restricción de estos derechos y fomentar un ejercicio de participación ciudadana en Cuba —el único régimen totalitario de América—, Transparencia Electoral y DemoAmlat ofrecen una plataforma tecnológica para que los residentes en el exterior puedan empadronarse y votar desde sus celulares o computadoras (aunque el resultado no sea vinculante) en el referendo del Código de las Familias que se celebrará el próximo 25 de septiembre.
Se trata de la primera experiencia de organización de la diáspora desde la perspectiva electoral. Esta herramienta permitirá que quienes sufren esta doble exclusión se vinculen con los asuntos políticos de la isla y que se inicie la elaboración de un padrón de cubanos en el exterior. Esta es una tarea fundamental para el análisis y la realización de políticas para este grupo y sus países receptores.
Salir de un país no implica perder la condición de ciudadano. Independientemente de residir en el exterior, todas las personas tienen derecho a la identidad, a la nacionalidad y a participar en los asuntos políticos de sus países. Quienes viven en Cuba no pueden votar con libertad ni tienen la certeza de que la autoridad electoral del único partido legalizado, el Partido Comunista de Cuba, le cuente su voto según su preferencia.
Con esta iniciativa de Transparencia Electoral, los cubanos que se han ido de su país no recuperarán sus derechos, pero podrán dejar al desnudo a la autoridad electoral cubana que hace de la manipulación y la discreción su forma de funcionamiento.
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Autor
Politólogo. Director de Transparencia Electoral de América Latina. Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Magister en Derecho Electoral por la Univ. Castilla La Mancha (España). Autor del libro “Así se Vota en Cuba”.