Claudia Sheinbaum (Ciudad de México, 1962), científica, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), militante política y exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, es la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la presidencia de México. Ella será quien contienda a las elecciones generales a celebrarse el próximo 2024.
La exjefa de Gobierno de la capital ha ganado la encuesta que su partido propuso como modo de escoger a su candidato o candidata a las próximas elecciones generales y suceder al mandatario actual, Andrés Manuel López Obrador, en la presidencia de la República el próximo sexenio si, como pronostican los sondeos, triunfa.
Claudia Sheinbaum tiene ante sí un gran reto. Esto es indudable. Y para afrontarlo cuenta en su haber con formación académica y trayectoria política. De su formación académica es importante mencionar que Sheinbaum estudió la licenciatura en Física y la maestría y el doctorado en Ingeniería de Energía en la UNAM, e hizo una estancia en la Universidad de California, en Estados Unidos. Se ha desempeñado como investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM desde 1995.
Con relación a su trayectoria política, sus primeros contactos con la práctica política se desarrollaron en la lucha estudiantil en la UNAM cuando, siendo alumna de la Facultad de Ciencias, formó parte del movimiento de 1986-1987 en defensa de la educación pública y en contra del aumento de las cuotas para los estudiantes. Sería hasta el año 2000 que ella aceptara ocupar un cargo, secretaria de Medio Ambiente en el gobierno de la ciudad, entonces regentado por el actual presidente de México. Fue en esa etapa cuando se forjó una relación de trabajo y de compromiso político con López Obrador, quien contó con ella en su primera campaña presidencial en 2006.
Tras las elecciones que fueron consideradas fraudulentas, López Obrador estableció un movimiento de resistencia civil y solicitó a Sheinbaum hacerse cargo de la organización de la estructura popular en defensa de los bienes nacionales (conocidas como las Adelitas). En 2012, en la segunda campaña a la presidencia, fue propuesta para la cartera de Medio Ambiente, si se ganaban las elecciones. Pero las elecciones se perdieron frente al candidato del PRI y la académica volvió a su labor de investigación en la UNAM. En 2014, regresó a la arena política tras la fundación de Morena; en 2015 se postuló y ganó la alcaldía de Tlalpan, que ocuparía hasta 2018, cuando pasó a gestionar, tras ser elegida, la jefatura de la Ciudad de México de la que se ha encargado hasta 2023.
De su gestión podemos extraer algunas ideas acerca del perfil de la exjefa de Gobierno. La académica, formada en física y en ecología, puso especial atención al medio ambiente y buscó ampliar la red de transporte público limpio y sustentable (el Metrobús, el Trolebús, las ciclovías); en coherencia con las demandas estudiantiles de su juventud, durante su gestión se otorgaron becas a estudiantes de escasos recursos y se implementó un programa para llevar formación extracurricular a las zonas marginadas: espacios de formación comunitaria conocidos como Pilares. A las luces de esta gestión hay que añadir una sombra: en 2021 se produjo un accidente en la línea 12 del metro en el que perdieron la vida 27 personas. Aunque esta línea fue diseñada y construida durante la gestión anterior, a la administración de Sheinbaum se la acusó de no dar suficiente mantenimiento por aplicar políticas de austeridad.
En fin, la trayectoria de la candidata a la presidencia de la República de los Estados Unidos Mexicanos nos da una idea de quién es la mujer que puede asumir la mayor responsabilidad política del país. Mujer que, no omito mencionar, es además madre de dos hijos: Mariana, actualmente posdoctoranda en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, y Rodrigo, quien estudió la carrera de Artes Visuales también en la UNAM y se dedica al cine documental.
Numerosos medios de información nacionales y extranjeros se han hecho eco de su condición de mujer. En efecto, debemos congratularnos de que después de siglos de lucha (no olvidemos que ya en 1791 Olympia de Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana) las mujeres hayamos ido ocupando espacios de representación y decisión política y felicitarnos también de que la paridad se haya incorporado en la Constitución mexicana. Es de esperar que su gestión, en caso de ganar las elecciones, sea sensible a las demandas sentidas de las mujeres y cuerpos feminizados en continuidad con su labor en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Aunque, desde mi punto de vista, no es su condición de mujer lo relevante. Otras mujeres ocupando cargos de representación política ha habido (y hay) insensibles a problemas de género. Pensemos, por poner un ejemplo, en Margaret Thatcher.
Lo verdaderamente significativo de su condición de mujer desempeñando la más alta responsabilidad de la República es, en primer lugar, que su trayectoria puede constituir un ejemplo para las mujeres, para las jóvenes de este país: Sí, las mujeres podemos; sí, las mujeres tenemos derecho efectivo (no solo en papel) a ejercer la representación política. Para todas, y en especial para aquellas que sufren violencia y condiciones de desigualdad laboral, social y económica, la que fue joven integrante del movimiento estudiantil de los años ochenta tendría, en caso de ser presidenta, la posibilidad de implementar políticas y planes de igualdad, programas de inclusión y, fundamentalmente, programas contra la violencia de género. Estas políticas puede llevarlas a cabo un presidente o una presidenta indistintamente; sin embargo, en el caso de Sheinbaum es de es de esperar que así sea, porque ella misma ha experimentado agresiones machistas.
En efecto, sorprende que los críticos de la aspirante a la presidencia siembren dudas acerca de su capacidad de agencia libre, responsable y comprometida señalando, en un gesto característicamente misógino, que ella nos es más que una marioneta en manos de actual presidente de la República. No cabe duda de que Andrés Manuel López Obrador es un líder carismático. Con su retiro de la vida política, dejará un vacío importante en el movimiento de izquierdas que fundó y comandó desde 2014 a la fecha.
Hoy, tras recibir el “bastón de mando”, Claudia Sheinbaum tiene como primer reto la construcción, en el interior del movimiento, de un nuevo liderazgo, un liderazgo con sello propio. Su reto mayor, a medio plazo, será dirigir la República desde los principios de ese nuevo liderazgo.
Autor
Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Especializada en la teoría del juicio, el pensamiento contemporáneo sobre lo común y la teoría crítica feminista.