Investigador Asociado del Centro de Estudios de Estado y Sociedad - CEDES (Buenos Aires). Autor de “Latin America Global Insertion, Energy Transition, and Sustainable Development", Cambridge University Press, 2020.
La llegada de Gustavo Petro y Francia Márquez al gobierno en Colombia ha sido un shock para muchos, incluidos los Gobiernos de izquierda que piensan el desarrollo a partir del extractivismo.
Si la inflación que desató la pandemia de la COVID-19 fue considerada transitoria, la presión inflacionaria que se detecta ahora evidencia un carácter estructural. La economía mundial entra en una nueva etapa, una de mayor inflación.
Coautor Francisco E. Castañeda
La “esperanza verde” de América Latina se asociaba a la llegada de flujos de capitales, y varios líderes volvieron de Glasgow convencidos del poder del mercado para acelerar la transición. Sin embargo, este optimismo se ha diluido ante las nuevas restricciones globales.
A días que se emitiera el informe del PICC anunciando, una vez más, la situación límite en la que se encuentra el planeta, Rusia comenzó la invasión a Ucrania, lo que es un conflicto en gran medida signado por la geopolítica del petróleo y que implicará un retroceso de los avances a corto plazo.
El gobierno desconoce el problema de los activos varados, asociado al ritmo de la transición energética global y la consiguiente pérdida de valor de los activos de la industria y la infraestructura asociada.
En América Latina, salvo excepciones, se sigue apostando a desarrollar cadenas de valor en industrias que están destinadas a desaparecer. Geopolíticamente es una mirada miope.
Una de las más recientes medidas de la Unión Europea es prohibir toda importación de alimentos que provengan de áreas consideradas en riesgo deforestación. Esto afectará directamente a nuestras exportaciones si no se empieza a cambiar el modelo.
La 26 COP, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, es considerada como la última oportunidad para evitar una catástrofe a largo plazo. Realmente lo es y las perspectivas no son halagüeñas.
Los problemas económicos asociados a toda crisis como el desempleo o el aumento de la pobreza palidecen frente a las consecuencias que podría sufrir el mundo de aumentar la temperatura promedio global por encima de los 2.0 Cº.
La comunidad científica nos plantea la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e impedir que se sigan acumulando gases en la atmósfera. ¿Como resolver la situación? ¿Quien debería liderar el proceso de transición?